miércoles, 27 de agosto de 2008

Amigos de radio


Cuando me solicitaron que escribiera un artículo para el libro de los 50 años del CAPA, comenzaron a pasar por mi mente miles de anécdotas, viajes, situaciones, coberturas, alegrías y tristezas.
Pero mi atención se centró en un grupo de colegas con los cuales rendimos culto a la amistad cada vez que nos toca compartir una cobertura. Amistad que hoy día va más allá de lo profesional y se interna en lo personal.
Todos nosotros trabajamos en mayor o menor medida a lo largo del tiempo en forma independiente, por lo que hacemos nuestra propias producciones de gráfica, radio y televisión, o sea que desde cierto punto de vista somos competencia.
Competencia que a lo largo de estos años ha quedado relegada por el sentimiento más puro que puede tener el ser humano: la amistad. Esto me lleva a sentenciar que “la rivalidad comercial se inclina ante la nobleza de la amistad”.
Me estoy refiriendo a Alfredo Montanaro, titular de Agencia Servicio de Radio y TV; Eduardo Arduino, titular de “El campo en acción” por LU 9 radio Mar del Plata y varias emisoras del centro y sudeste bonaerense y Jorge Hapanowicz, actual Director de Canal 12 de Trenque Lauquen y titular de la agencia Arco Iris Publicidad, al que cariñosamente llamamos entre nosotros “Monseñor”. Y claro, por nuestras características físicas (robustos -no gordos- y barbados) nosotros somos sus “Frailes”.
Juntos compartimos muchas coberturas a lo largo de la provincia y el país, pero tal vez la más emblemática sea la “Ganadera” de Palermo. Después, con los años, llegó Expochacra y posteriormente Feriagro y las muestras regionales.
Recuerdo que en las conversaciones de café cada uno contaba cómo estaba formada su familia y -sobre todo- nos “babeamos” hablando de nuestros hijos.
Mucha agua corrió bajo el puente, y ahora es el turno de hablar de los hijos de los hijos y también de nuestros referentes, los popes del periodismo agrario, a quienes admiramos y respetamos y que ya no están para contar sus historias.
Hoy día, cruzamos las miradas y nos sorprende el hecho de que somos nosotros quienes narramos historias a un grupo de noveles periodistas que están haciendo sus primeras armas en este camino que es el periodismo agropecuario.
Considero que hay dos tipos de periodistas agropecuarios: los que denomino “los trajes”, que desarrollan su actividad en la city, y “los que pisan la bosta” que centramos nuestro trabajo en el interior; pero ambos no mezquinamos la cuarta al momento de hacer una gauchada, porque al campo nos debemos y todos somos del campo.
Por eso “Monseñor” y sus “Frailes” potenciamos la actividad trabajando en equipo al efectuar una cobertura marcando cada uno de nosotros su impronta personal en cada noticia.
Quiero dejar este mensaje para las generaciones futuras para que sepan que existió un grupo de colegas con intereses distintos, desarrollando tareas en medios gráficos, radiales o televisivos, distantes cada uno de ellos a más de 400 km. pudiendo sortear las barreras de las mezquindades y envidias y desarrollar una tarea profesional brindando lo mejor de sí para informar a la comunidad agropecuaria aportando un granito de arena para hacer conocer el campo a la gente de ciudad.No quiero cerrar sin poner a consideración la frase de la madre Teresa de Calcuta cuando dijo: “Todo lo que uno hace no es más que una gota en el medio del océano; pero, si no lo hiciera, el mar tendría una gota menos de agua”.-

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